El principal valor de las organizaciones son las personas: ellas crean las empresas, dan forma a sus estrategias, ejecutan sus proyectos y solucionan sus problemas. La gestión de equipos de trabajo cobra, así, mucho sentido, puesto que una adecuada interconexión entre los empleados y mánagers influirá positivamente en el éxito de la organización.
La gestión de equipos es una gestión mixta de personas y recursos bajo el prisma de la empresa. El objetivo último no es otro que promover el máximo rendimiento de quienes conforman dichos equipos sin descuidar el factor humano.
Tabla de contenidos
Cómo gestionar equipos de trabajo
Los miembros de los equipos de trabajo no son autómatas, sino perfiles mixtos (humanos y profesionales) únicos y heterogéneos a la vez. Por ello, las técnicas de gestión de equipos de trabajo no deben limitarse a datos sobre la productividad. Cabe tener en cuenta variables más complejas.
Atracción, reclutamiento y selección, onboarding, desarrollo, retención, salida y employer branding... cada fase es igual de importante para el devenir de un profesional en la empresa y, en consecuencia, para la productividad y rentabilidad de la misma. En nuestra guía te enseñamos a aprovechar la tecnología para impulsar el rendimiento de tu plantilla y cuidar al máximo cada fase.
A continuación, recopilamos cinco puntos clave sobre cómo gestionar equipos de trabajo.
Conocimiento para la gestión de equipos
Para construir un equipo equilibrado es imprescindible que las diferencias se compensen y los puntos fuertes se sumen. El líder del equipo deberá ayudar a cada miembro a que descubra sus puntos débiles, que los asuma y los ponga en común con el resto del equipo, con el objetivo de ayudarse mutuamente, y hacerlo de igual modo con las capacidades destacadas de cada integrante.
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También resulta de gran importancia conocer la estructura organizacional de la empresa, a fin de evitar solapamientos en la asignación de tareas y conocer las relaciones entre los diferentes departamentos. Un organigrama empresarial ayuda a dimensionar la organización de manera sencilla y altamente visual.
Actitud
Es vital que el grupo mantenga una actitud favorable frente a la diversidad. El conocimiento de las virtudes y los defectos de cada miembro no debería dar paso a juicios de valor, etiquetas genéricas o prejuicios, porque de esta forma los miembros del equipo podrían esconder sus características por la presión colectiva, privando al grupo de sus potenciales habilidades u ocultando sus carencias.
El responsable del equipo debería ser constante en sus llamamientos a la inclusividad para preservar la motivación y la satisfacción de cada miembro del equipo.
Comunicación: gestión de equipos
La consecución de los objetivos es la razón de ser de todo grupo de trabajo, y es tarea del responsable saber transmitir esta máxima al equipo. Evidentemente, sus integrantes han de conocer los procedimientos a seguir y la naturaleza de los trabajos a realizar.
Será muy positivo para el responsable conocer el grado de aptitud de cada miembro para las funciones que ha de realizar, y utilizar los recursos a su alcance para orientarle y así contribuir a su refuerzo y puesta a punto.
Decisión
Los vaivenes diarios ocasionan muchas situaciones difíciles, cuyas soluciones tampoco serán evidentes o sencillas, y cuyas consecuencias podrían no agradar a todos: puede que haya que saltarse algún procedimiento o actuar con rapidez para resolver ciertos problemas. Esto le puede pasar tanto al responsable como a los miembros del grupo.
En ocasiones, el responsable del equipo puede ser portador de malas noticias, así que tendrá que hacer gala de habilidades profesionales como asertividad, valentía y firmeza, así como transmitirlas al resto del equipo.
Esto podrá dotarles de la capacidad necesaria para tomar decisiones difíciles con autonomía, y saber encajar y transmitir malas noticias tanto dentro como fuera del grupo de trabajo.
Fomentar la empatía también jugará un papel fundamental, es decir, saber ponerse “en la piel del otro” e instar a que los demás también lo hagan.
Crecimiento | Gestión de equipos
Un perfil profesional es más que el desempeño de un rol dentro de una organización o de un equipo: es una suma de trayectoria, competencias, experiencia y expectativas.
Muchas organizaciones motivan a sus empleados ofreciéndoles un plan de carrera orientado a mejorar sus habilidades. Esta actualización y formación de conocimientos y destrezas abrirá a los trabajadores nuevas perspectivas para su futuro en la compañía (o fuera de ella), y la empresa saldrá beneficiada porque contará con un activo revalorizado en sus filas.
El software de evaluación del desempeño es una herramienta muy útil para desarrollar planes de carrera, puesto que permite a los mánagers medir con mayor exactitud el rendimiento de la plantilla; y, a su vez, conocer los puntos fuertes a valorar y las debilidades a formar.
Descubre cómo implantarla y cuáles son sus ventajas principales.
Técnicas para gestionar un equipo
Liderar
Se trata de unificar los objetivos de las tareas para generar un beneficio colectivo e individual. Es la más obvia de las técnicas de trabajo en equipo que pueden poner en práctica responsables y jefes, pero su obviedad la convierte en la más traicionera de todas. ¿Por qué? Por las cualidades que ha de poseer el responsable del equipo, y que distinguirán a un jefe de un líder:
- Tener carisma para ejemplificar y transmitir los valores de la empresa.
- Incentivar al grupo a cumplir con los objetivos.
- Delegar tareas y responsabilidades en el equipo.
- No mostrar ni fomentar favoritismos con los integrantes.
- Comprometerse con el equipo, remar junto a ellos.
- Comunicarse con su equipo con total transparencia.
Motivar
La premisa de la motivación es presuponer que las personas cuentan con habilidades (potenciales o en desarrollo) suficientes para realizar su trabajo, y se desea desbloquear los factores «desmotivantes» que puedan mermar su desempeño laboral, como energía mal encauzada, expectativas desviadas del objetivo, fatiga, o malestar laboral.
La imposición y la obligación pueden resultar tentadoras pero los daños que ocasionan tanto en el trabajador como en la empresa le acaban restando eficacia. En su lugar, se trata de ejercitar el arte de aconsejar cercanamente a los miembros del equipo, y de recompensarles por su trabajo y sus sobreesfuerzos, tanto mediante un reconocimiento en honorarios como en salario emocional.
Cohesionar
Un buen líder sabrá unir a su equipo entre sí y en torno a él: las reuniones periódicas pueden ser muy útiles para dejar claros los objetivos del grupo, compartir las decisiones estratégicas y tácticas, establecer los puntos donde se debe mejorar, y reconocer los méritos individuales y colectivos.
No es conveniente que estos eventos tengan ni la intención ni el aspecto de reuniones de control, dado que el resultado final podría ser justo el opuesto al deseado. En líneas generales, la mayoría de los trabajadores son reacios a sentirse controlados o evaluados sistemáticamente, mientras que responden mejor a observaciones positivas sobre su rendimiento.
Para recabar información sobre los trabajadores sin que estos se sientan cohibidos o influenciados, puede utilizarse un software de encuestas a empleados. Este programa contribuye, además, a mejorar el clima laboral en la empresa al permitir a los managers anticiparse a los problemas.
Dinámicas que favorecen el trabajo en equipo
Es muy recomendable que el responsable del equipo proponga, de forma regular u ocasional, la realización de dinámicas de grupo, cuyo objetivo sea fomentar un buen clima entre los integrantes del equipo (incluido él mismo).
Dentro de dichas dinámicas, que pueden encuadrarse dentro o fuera de las reuniones de seguimiento del grupo, deberían proponerse actividades destinadas a que los integrantes se conozcan mejor entre sí; que dispongan de un espacio para expresarse con libertad y sin miedo a represalias, que aporten ideas frente a posibles problemas; y que, en última instancia, pueda fomentarse la camaradería entre ellos.
En la constitución del equipo, y con cada nueva incorporación, se puede empezar con una ronda de «romper el hielo»; es decir, que cada miembro se presente al grupo y permita que sus compañeros conozcan algunas pinceladas de su carrera profesional o de sus habilidades personales.
Con el tiempo, se pueden incorporar dinámicas de brainstorming colectivo, en las que todos se tengan que enfrentar a la resolución de un problema, y tengan que aportar soluciones según sus puntos de vista o roles dentro del grupo.
Está claro que los beneficios de un grupo de trabajo bien liderado, responsable, cohesionado, motivado, resolutivo y autónomo pueden ser enormes para una organización. El refrán castellano “la unión hace la fuerza” augura el éxito en las tareas encomendadas a un equipo con estas características.
Excelente artículo! Gracias por compartir.
agradezco mucho el articulo